En el corazón de Venecia se encuentra la Plaza de San Marcos. Napoleón Bonaparte dijo de esta plaza que era el 'salón más bello de Europa' y así se muestra con edificios emblemáticos como la basílica de San Marcos o el Campanile de ladrillo.
Estar en Venecia es trasladarse a otro tiempo, retroceder siglos atrás hasta llegar a la época del Renacimiento, de los trajes de seda negro y de los sombreros de tres puntas. Es de esos pocos lugares donde parece que el tiempo literalmente se hubiera estancando. Merece la pena perderse por sus calles y descubrir el día a día más cotidiano, lejos de las zonas más turísiticas, con estampas inolvidables.
Venecia alberga una de las festividades más singulares a nivel mundial: los carnavales. Y como símbolo inconfundible están las numerosas y variadas máscaras, en muchos casos, realizadas a mano y de una belleza asombrosa.
Otro símbolo inconfundible de la isla son las góndolas, tradicional medio de transporte que hace las delicias de los turistas. Los gondoleros, ataviados con la inconfundible vestimenta, se apostan en los canales a la espera de inicar el trayecto, con la magia del Gran Canal como eje de esta particular ciudad italiana.